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Cómo el café dio vida a la Revolución Industrial
Desnudando el papel del café en la historia moderna
Nadie puede negar el poder de una taza de café, especialmente en las mañanas con un día entero por delante. El café es el combustible de la sociedad moderna, que nos ayuda más que nunca a sacarle mayor provecho a nuestras preciosas horas. Pero este no fue siempre el caso. El surgimiento del café como un artículo básico y cotidiano se remonta a siglos atrás, a través de revoluciones, prohibiciones y los albores de la Ilustración.
La Revolución Industrial supuso un cambio monumental en nuestra forma de vivir. La gente comenzó a mudarse de las granjas a las ciudades abarrotadas donde trabajaban de 12 a 16 horas al día, casi todos los días de la semana. La vida de repente se aceleró y necesitábamos una forma de ponernos al día. El café hizo su entrada justo a tiempo y la productividadse disparó, impulsando la modernización en todo el mundo.
¿Qué estábamos haciendo antes del café?
La vida era muy diferente antes de la Revolución Industrial. La jornada laboral estaba regulada por la luz natural, los trabajadores se levantaban al amanecer para atender sus tareas y se retiraban al anochecer cuando llegaba la noche. La falta de electricidad o iluminación adecuada limitaba el número de horas disponibles para trabajar. Todo esto cambió con el surgimiento de las primeras fábricas, que coincidió con el aumento del consumo de café en Europa.
Las horas de trabajo más cortas en la era preindustrial significaban que no había una necesidad real de algo que nos mantuviera despiertos o nos ayudara a tener energía durante los días largos. La mayoría de la gente bebía alcohol a lo largo del día, de la misma forma que ahora bebemos café. Beber agua era insalubre y las bebidas alcohólicas como la cerveza eran refrescantes y ayudaban a las personas a sobrellevar las dificultades físicas del trabajo en ese momento.
Los salarios eran bajos, era difícil conseguir alimentos nutritivos y el agua era casi imposible de beber. Las personas, incluidos los niños que a menudo trabajaban en minas y fábricas, dependían en gran medida de la cerveza en su dieta. La 'sopa de cerveza' era incluso un desayuno popular.
Como era de esperar, nadie podría trabajar así durante mucho tiempo. A medida que avanzaba la industrialización, las horas de trabajo se alargaron gracias a la electrificación, la gente se trasladó a las ciudades en busca de trabajos urbanos y el turno de 24 horas se convirtió en una realidad.
Esto impulsó la popularidad del café como estimulante para ayudar a las personas a trabajar más tiempo, adaptarse a los turnos de noche y realizar más actividades intelectuales. El auge de los cafés resultó ser un terreno fértil para artistas, poetas, políticos, revolucionarios e incluso trabajadores de fábricas comunes.
Cafeterías: de la revolución a la ilustración
Los primeros cafés se remontan al Imperio Otomano. Estos cafés sirvieron como espacios de reunión comunitarios igualitarios, erosionando siglos de divisiones sociales. Al igual que los cafés que aparecerían en Europa, estos cafés otomanos eventualmente llegaron a ser vistos como caldo de cultivo para disidentes y revolucionarios. Se aprobaron y derogaron varias prohibiciones sobre el café, pero esto no detuvo la expansión de los cafés a Europa.
La primera cafetería de Londres abrió sus puertas en 1652. Esto provocó una gran conmoción social: la sociedad inglesa era jerárquica y las cafeterías, que tenían mesas comunes, obligaban a la gente a mezclarse entre clases.
Se abrieron cada vez más cafeterías en Londres y en las principales ciudades europeas. Las mesas comunales a menudo estaban cubiertas de periódicos, lo que incitaba a las personas a interesarse por los asuntos públicos e incluso a participar en la redacción de las noticias.
Toda esta libertad de expresión resultó demasiado para el monarca británico Carlos II, que ordenó cerrar todos los cafés de Londres. Pero todo fue en vano: la prohibición solo duró 11 días antes de que el clamor popular reabriera los cafés.
Pronto, los cafés comenzaron a encontrar nichos para sí mismos con algunos cafés frecuentados por poetas, mientras que otros podrían atender a científicos y otros gremios. Sir Isaac Newton era un famoso mecenas de Grecian Coffee House cerca de Fleet Street, donde, según se informa, diseccionó un delfín en una mesa.
Gigantes literarios como Alexander Pope y Jonathan Swift eran habituales en Will's Coffee House. Algunas grandes instituciones modernas comenzaron como cafeterías como Jonathan's Coffee House en Exchange Alley, que se convertiría en la Bolsa de Valores de Londres.
Al otro lado del Atlántico, el café se perfilaba como una opción más patriótica que el té. En Nueva York, Merchant's Coffee House era un lugar de reunión común para los revolucionarios que trabajaban para separarse de la Corona. En la década de 1780, este mismo café sería el lugar de nacimiento del Bank of New York y la reorganización de la Cámara de Comercio de Nueva York.
Un fervor revolucionario similar se agitaba en los cafés de París, donde filósofos y agitadores republicanos se reunían para planificar sus actividades y promover las artes. Muchos grandes escritores y pensadores eran habituales en los cafés de la ciudad que se convirtieron en lugares de animado debate y colaboración artística.
Desde el Imperio Otomano hasta nuestros cafés modernos, el café siempre ha sido un agente de cambio. El café nos ha ayudado a expandir nuestras búsquedas intelectuales, impulsar el crecimiento industrial y nos da la oportunidad de hablar y aprender más de los demás. La próxima revolución que vemos ligada al café está dentro de la propia industria. La industria del café es pionera en la investigación para mitigar el cambio climático y promover una mayor trazabilidad en el mercado de alimentos y bebidas. Sin duda, este no será el último gran esfuerzo inspirado en el café.
Acerca del autor
Yker Valerio (he/him) is a freelance content creator. After more than 10 years of working as a management consultant, he started his blog Bon Vivant Caffè to share his passion for specialty coffee.