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El reto de los ingresos del caficultor

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Hay un desequilibrio de poder en el café, un sistema de desigualdad de riqueza que amenaza el futuro de nuestro suministro de café para siempre. Los agricultores que cultivan y venden café fresco están a merced del mercado de productos básicos. No importa cuánto trabajo pongan en cafés exquisitos, raros o deliciosos, el precio al que los venden está fuera de su control.

En cambio, ese poder adquisitivo está controlado por importadores y exportadores, que trabajan para comprar los cafés más baratos, o cafés fuera del mercado de productos básicos, a precios bajos no negociables.

El mercado del café es volátil. El precio promedio del café en este sistema oscila entre aproximadamente 86 centavos y $3 USD por libra, y el precio cayó a 86 centavos en mayo de 2019, el más bajo desde 2006. Cambios impredecibles en la oferta y la demanda como este obligan a los agricultores a vender su café con pérdida de beneficios. Terminan con menos dinero del que invierten en su producto y no pueden ganarse la vida cultivando café.

Como resultado, los agricultores no pueden alimentar a sus familias, enviar a sus hijos a la escuela o cubrir necesidades básicas como una vivienda digna y atención médica. No pueden permitirse contratar mano de obra y, por lo tanto, las fincas cafetaleras experimentan menos mantenimiento, así como una mayor vulnerabilidad a las enfermedades influenciadas por el cambio climático que destruyen los cultivos.

Una industria responsable del empleo de casi 20 millones de hogares en todo el mundo está viendo cómo generaciones de productores de café abandonan el oficio. Sus hijos no ven un futuro seguro en el sector y no están dispuestos a seguir cultivando café.

La industria del café es un ecosistema que depende de todos los organismos vivos para sobrevivir. Los caficultores están en el centro de esto, y si falta esta pieza, el sistema no sobrevivirá.

Por estas razones, debemos devolver el poder de venta a los caficultores. Debemos asegurar un futuro mejor para las próximas generaciones de agricultores, así como el futuro de nuestra querida bebida diaria.

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